Las Pirámides de Giza en Egipto
Llevan cuatro mil años en pie y son las únicas supervivientes de las “siete maravillas del mundo antiguo”.
Su extraordinaria forma, su impecable geometría y su tamaño hacen que los visitantes se pregunten cómo fueron construidas y por qué.
Han surgido muchas teorías sobre cómo y quién construyó las pirámides y su objetivo.
Tras siglos de investigaciones, parte de la pregunta ya tiene respuesta. Se sabe que los faraones mandaron a construir esas enormes tumbas a grupos de decenas de miles de trabajadores.
Los exploradores descubrieron un poblado donde los trabajadores vivían, con áreas para producir alimentos a gran escala e instalaciones médicas.
Las excavaciones en curso en la meseta de Giza ofrecen cada vez más pruebas de que estos trabajadores no eran esclavos, como se puede llegar a pensar.
Sin embargo, a pesar de las pruebas, algunas personas siguen sin aceptar que los antiguos egipcios fueron capaces de tal hazaña arquitectónica.
Los piramidólogos (los que estudian las pirámides) señalan al tallado y colocación de las piedras, de una precisión milimétrica, así como al significado numerológico de las dimensiones de las estructuras, como prueba de que fueron construidas por ángeles o incluso visitantes de otro planeta.
¿Dónde se encuentran ubicadas las pirámides de Egipto?
Las pirámides de Giza en Egipto están localizadas hacia las afueras de El Cairo en la meseta de Giza.
Son los monumentos más emblemáticos legado de la antigua civilización egipcia. Según estudios, su construcción fue finalizada hacia el año 2570 a.c.
¿Por qué fueron construidas las pirámides de Giza?
Lo que impulsó a los antiguos egipcios a construir estos increíbles mausoleos no fue su obsesión por la muerte ni su miedo ante ella, sino su creencia en la vida eterna y su deseo de unirse al cosmos.
El faraón era el hijo de los dioses, pero su papel también consistía en dirigir los poderes divinos hacia su pueblo.
Situado entre el cielo y la tierra para conectar los mundos mortal y divino, el faraón era honrado en vida y adorado tras su muerte.
La pirámide era el sepulcro apropiado para una persona tan importante.
Un templo funerario Adosado a cada permitía que el faraón fuera adorado tras su fallecimiento, con la presentación diaria de ofrendas para alimentar su alma.
Un largo terraplén cubierto conectaba el templo funerario con un “templo del valle” erigido en el muelle, hasta donde llega el agua durante las crecidas anuales.
El complejo también constituía un recordatorio constante y visible del poder eterno de los dioses, así como del poder absoluto del faraón para quien se construyó.