
Explora los oasis de Egipto: Siwa, Bahariya, Dakhla y más. Una ruta única por el desierto llena de historia, paisajes y aventuras inolvidables.
Egipto, tierra de faraones, pirámides y leyendas milenarias, guarda en su interior joyas ocultas más allá del Nilo. Lejos del bullicio de El Cairo y de las rutas turísticas tradicionales, se encuentra un universo de paisajes surrealistas y cultura ancestral: los oasis del desierto occidental. Emprender una ruta por los oasis de Egipto, desde el remoto oasis de Siwa hasta los fértiles valles de Bahariya, pasando por Farafra, Dakhla y Kharga, es adentrarse en un Egipto auténtico, misterioso y vibrante. Estos oasis no solo son paradas estratégicas entre dunas interminables, sino refugios de historia, vida y espiritualidad. Cada uno ofrece algo único: fuentes termales naturales, oráculos olvidados, pueblos bereberes, fortalezas de adobe y cielos estrellados como lienzos vivos. A través de esta ruta, se experimenta un Egipto profundo, donde la hospitalidad beduina, la arquitectura vernácula y los paisajes de otro mundo crean una experiencia sensorial y espiritual inolvidable. Prepárate para una travesía donde el tiempo parece detenerse. Esta guía detallada y optimizada te permitirá descubrir todo sobre la ruta por los oasis de Egipto: qué ver, cómo llegar, dónde dormir y por qué estos enclaves merecen estar en tu lista de deseos. ¡Vamos allá!Explorando la magia del desierto:
Ubicado a unos 50 km de la frontera con Libia y a más de 700 km de El Cairo, el oasis de Siwa es uno de los lugares más aislados y encantadores del país. Habitado por los siwis, un grupo bereber con lengua y tradiciones propias, Siwa se mantiene fiel a sus raíces, preservando su identidad cultural en cada rincón.
El principal atractivo de este oasis es el Oráculo de Amón, que Alejandro Magno consultó antes de emprender su conquista. Sus ruinas, en la colina de Aghurmi, siguen irradiando un aura mística entre dunas y lagunas salinas.
Templo de Amón: epicentro espiritual del oasis.
Montaña de los Muertos (Gebel al-Mawta): necrópolis con tumbas faraónicas decoradas.
Piscina de Cleopatra: manantial donde, según la leyenda, se bañaba la reina egipcia.
Lago salado de Siwa: ideal para flotar sin esfuerzo y disfrutar del atardecer.
Paseo en bicicleta entre plantaciones de dátiles y olivares.
Safari en 4x4 por el Gran Mar de Arena.
Baños termales en Bir Wahid, un oasis dentro del oasis.
A solo 360 km de El Cairo, Bahariya es el oasis más accesible del desierto occidental y una parada estratégica en cualquier ruta por los oasis de Egipto. Famoso por sus momias doradas, su vino antiguo y sus paisajes volcánicos, Bahariya combina historia faraónica con fenómenos naturales únicos.
Valle de las Momias Doradas: cementerio grecorromano con momias aún en perfecto estado.
Templo de Alejandro Magno: raro vestigio del paso del conquistador por el oasis.
Montaña Cristalina (Gebel al-Izzaz): colina con formaciones de cuarzo puro.
Ain El Muftella: templo dedicado a Amón, tallado en la roca.
Excursiones al Desierto Blanco, un espectáculo de formaciones de tiza esculpidas por el viento.
Camping bajo las estrellas con guías beduinos.
Baños termales en pozos naturales como Bir El-Ghaba.
Más pequeño y menos turístico, Farafra conserva una esencia primitiva y tranquila. Conocido por el arte de Badr, un artista local que retrató la vida beduina con arcilla, este oasis ofrece un respiro íntimo en el corazón del desierto egipcio.
Museo de Badr: galería de arte al aire libre.
Pozos de aguas termales: ideales para relajarse tras un día de exploración.
Acceso privilegiado al Desierto Blanco.
Con más de 500 manantiales y una rica producción agrícola, Dakhla combina naturaleza fértil y arquitectura tradicional. Aquí, la historia se vive entre casas de barro, mezquitas antiguas y mercados vibrantes.
El-Qasr: pueblo medieval construido con adobe y madera de palmera.
Balat: asentamiento antiguo con callejones serpenteantes.
Manantial de Mut: zona termal rodeada de vegetación.
Kharga combina modernidad con vestigios históricos. Fue una ruta clave en la vía de las caravanas y aún conserva fortalezas romanas, templos egipcios y necrópolis cristianas.
Templo de Hibis: uno de los templos mejor conservados del periodo persa.
Qasr al-Ghueita: fortaleza romana en excelente estado.
Transporte: lo ideal es contratar un tour en 4x4 o viajar en vehículos privados desde El Cairo.
Clima: otoño y primavera son las mejores épocas, evitando el intenso calor del verano.
Alojamiento: desde eco-lodges hasta campamentos nómadas, hay opciones para todos los gustos.
Lo ideal son entre 7 y 10 días para visitar los principales oasis sin prisas.
Sí, siempre que lo hagas con guías locales o agencias registradas. Las rutas están controladas por el ejército y la policía turística.
Algunos, como Bahariya, sí, pero para llegar a Farafra o Siwa es muy recomendable contratar servicios locales.
Ropa ligera de algodón, protección solar, calzado cómodo, saco de dormir y una linterna frontal para las noches en el desierto.
En los más grandes, como Siwa y Bahariya, sí, aunque con cobertura limitada. Aprovecha para desconectar.
La ruta por los oasis de Egipto: Siwa, Bahariya y más no es solo un itinerario geográfico; es un peregrinaje al corazón espiritual del desierto. Aquí, la historia antigua, la cultura bereber y la fuerza implacable de la naturaleza convergen en un espectáculo inolvidable. Si buscas autenticidad, paisajes fuera de este mundo y una conexión profunda con el Egipto menos explorado, esta aventura está hecha para ti.
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